sonrisas en el piso 48

El ascensor sube rapidamente hasta el piso 48, los pisos estan repletos de oficinas y de ventanales que rara vez se miran. Me la encuentro en el piso 48, cerca del filo del edificio donde acostumbra a ver atardeceres, con sus piecesitos sobre el borde y recostada en la azotea cuenta las primeras estrellitas que aparecen, les pone nombres -esta se llama cecilia, esta otra es dulce como el melocotón, esa que parpadea se llama mafalda, el que se intenta ocultar detras del edificio es charlie, y eso otro alelí- Me mira de vez en cuando porque no quiere perderse ese momento que sucede entre el día y la noche. Ese momento en que el sol se despide con tonos de rojo, naranja y de cuenta estrellas.

llega la noche y usted sonríe.