Siempre he escuchado que antes de morir toda la vida te pasa en cuestión de minutos; sin embargo, yo no me encontraba cerca de eso, ni siquiera tenía una gripe. Estaba como a 10 metros de cruzar la puerta de embarque del aeropuerto, cargaba mi maleta de mano en la cual siempre llevo un libro de Sabato y chocolates para el viaje. Al frente de mi, en la fila, se encontraba una chica joven; por la forma en que miraba a sus padres y novio creo que se iba a estudiar a otro país. Mientras miraba lo que sucedía se me vinieron a la cabeza muchos recuerdos. Volví a sentir ese pánico y extraña tranquilidad de saber que todo estaba por cambiar y al mismo tiempo yo seguiría siendo el mismo en algún sentido. A pesar de tener tantos viajes y recorridos en mi haber, sabía que al sentarme en ese avión las cosas no volverían, nunca vuelven; esta vez me quedaría 4 o 5 años como mínimo y después, no sabría que podría pasar después porque no me atrevo a hacer cálculos tan lejanos en mi vida. Me sentí igual que la chica que se iba a estudiar y que sale por primera vez. En esta ocasión, los amigos de la oficina te despiden en la misma oficina mientras te piden los últimos informes, tu jefe que a pesar de decirte que es una gran oportunidad, te dice una que otra frase en la cual deja ver su deseo de no dejarte ir; recuerdo tras recuerdo se traspapela en la fila de embarque. Hace años que no tengo novia formal como para decir que extrañaría escuchar una voz diciendome «no te vayas». Tal vez dentro de mí existe esa voz pero hace tiempo no la escucho; recuerdo el momento en que compré el pasaje y otra oleada de ires y venires se me vienen a la cabeza, el laburo, el jefe, mis compañeros, mi nuevo jefe y compañeros. Decido mirar el pasabordo y veo que en letras de computadora dice «destino», suelto una carcajada. Es un destino extraño, lejano, con otro idioma y se necesitan de varios días en avión para llegar; sin embargo, dice destino. Tal vez todo sea asi… un destino dentro de múltiples destinos. Saco un chocolate de mi maleta y de un sitio que desconozco de mi, sale una sonrisa.
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