Desde hace un par de semanas vengo preparando una serie de partes de cartas que ire liberando en el blog, no estan por fechas, ni temas, ni personajes, ni dedicatorias, se iran colocando como vayan saliendo los recuerdos, que en general es en desorden, aleatorio, como vienen las emociones por estos días…
pequeñas partes
Goterones
llueve sobre mi alma
llueven goterones de sonrisas y tristezas
llueven recuerdos y esperanzas
llueve bajo mi paraguas
Trato
un trato…
me das parte de tus sueños
y te doy parte de los míos
y así poco a poco
hacemos sueños conjuntos…
Close
al frente de vos
al frente del silencio
al frente tuyo
al frente de tus labios
tan sólo acércate…
Caminos y cartas al volante
Tomo ese camino, ese que se dirige hacia ningún lado, que se diluye en el horizonte mientras en el alma parece sonar la canción de Hoppipolla; me detengo a mirar los campos de flores y escribo sobre la tierra aun fresca por la lluvia tu nombre. Me detengo como mi alma se detuvo ante uno de tus besos, a mirar mas allá de las estrellas las sonrisas que ahora no están y siguen sonando dentro de la mirada.
Un largo y profundo suspiro, uno con sabor a polén, a miel, a no ciudades.
extractos de cartas y otros pensamientos
– extraño los días en que decidía en las mañanas quererte
– allí estas vos, en cada letra en cada espacio
Medianoche, mediodía
voy a tener que tejerte entre un par de cuerdas de guitarra, voy a tener que acariciarte con 3 palabras de mañana, voy a acostarte de madrugada con sueños de noche, voy a darte tres paraguas de libros… tal vez en un mediodía, y en una medianoche un sencillo recuerdo mio se pase por vos…
malabares en Do menor
intentando encontrarte en un par de días que ya se han ido, intentando detenerte entre mis memorias que se deshilachan al son de una canción de Marisa Monte; yo me quedo con un par de sonrisas que se te escaparon y pasaron desapercibidas…
el último poeta del romanticismo
La siguiente es una carta encontrada cerca a los balcanes, la firma un hombre desconocido «el último poeta del romanticismo» esta dirigida solamente a «ella»
era 1918 y allí me encontraba, frente al peloton de fusilamiento, solitario y con un amor en la mano; llovía y en mitad del día comenzo a salir el sol, tal vez mis ojos perseguían la vana esperanza, de esas que se descuelgan, que huyen cuando son buscadas; pero como toda esperanza, tal vez sentada sobre un viejo sofa esperando un poco de café.
ilusión, valentía y esperanza, ¿acaso no hay mayor sentimiento?
Y sin embargo; porque hay un sin embargo, seguía sintiendo el frío del día, las tripas se retorcían, la escasas raciones de los meses anteriores eran suficientes cuando me concentraba en tiempos ya lejanos. Se puede ir al confín del mundo en busca de esperanzas, pero no iba en busca de ellas… mas bien la esperanzaba me llevó hasta allí, ningun ardíd político ni militar me habían llevado hasta el extremo del mundo, meras y simples palabras de un otro, sonrisas que en este momento parecen desvanercerse. Ese sentimiento de amor al mundo a traves de otros ojos, ese sutíl desvanecimiento en el otro sin dejar de ser uno mismo.
… -se puede darlo todo y perderlo todo- me habia dicho un amigo reportero con el que trabajaba en el periódico; me lo dijo con ese rostro que supone y se pregunta si ello aún es posible. Yo sonreía, siempre le sonreía porque a pesar del destino, quebré espacios de silencios, vi una sonrisa en un mañana cualquiera, pequeños actos cotidianos que resignificaban una y otra vez ese mundo que parecía gris, áspero y en conflicto. -De cerca el mundo es pequeño y sonríe si alguien te da un amor no buscado, y tu haces lo mismo- le decía yo cuando nos quedabamos sin luz de vela; tenía la resolución y fuerza para esa forma de estar en el mundo, de la cual hay muchas.
Me encontraba lejos de casa, de los conocidos, de mi biblioteca… viaje por meses, en barco y tren, me dediqué a trabajar como periodista y enviaba cables sobre la guerra, hace dos días y por un accidente mientras tomaba unas fotos, fuí capturado por un pelotón Bulgaro en el frente balcánico, me confiscaron las cartas que durante meses le había escrito a ella. De ese lugar provenía la ultima carta…
De pie, intento escribir estas letras… al voltear mi cabeza, la veo… esta distante. creo que sonrie… pero mi gafas empañadas no me permiten distinguirla… la realidad se cae y escucho en mi maltrecho Búlgaro «?????, ?????? … ???????» (pelotón, armas… disparar)