Caminos y cartas al volante

Tomo ese camino, ese que se dirige hacia ningún lado, que se diluye en el horizonte mientras en el alma parece sonar la canción de Hoppipolla; me detengo a mirar los campos de flores y escribo sobre la tierra aun fresca por la lluvia tu nombre.  Me detengo como mi alma se detuvo ante uno de tus besos, a mirar mas allá de las estrellas las sonrisas que ahora no están y siguen sonando dentro de la mirada.
Un largo y profundo suspiro, uno con sabor a polén, a miel, a no ciudades.