urgencias y otras casualidad de una noche cualquiera

y de pronto me hallo en la sala de urgencias hablando con un chico de 84 años de edad, no lo conozco y apenas si me conoce. comienza a decirme como le gustaba andar de pequeño con su traje blanco almidonado que le preparaba mamá, de los consejos de su tío, de los zapatos que le costaba limpiar por aquellos años de 1936, y mientras pasan los pacientes, los médicos, de un lado pal otro, él no se inmuta ante lo extraño de urgencias y yo me quedo como pegado a su tiempo, a su recuerdos. de pronto me volco hacia los míos, me pierdo un poco en esas soledades adolescenciales, en el importaculismo extremo, el las charlas grotescas e infantiles con ofra, pedro y a2d2, en las conversaciones de puentes, de mundos… sigo en el mismo sitio y mi imaginación parte. el chico de 84 mira hacia la nada y busca su teléfono que le avisa que debe irse, se disculpa porque el teléfono interrumpe todo, termina hablándome de su asma de cómo se curó hace varios años a punta de aguas indígenas, de cómo quiere cumplir ahora 90… tomo el colectivo en la entrada de la noche, es pequeño, pero me siento comodo; duermo un rato mientras pasa el trancon y me tiendo a perder sobre mis cosas, los pensamientos van y vienen en un desorden que apenas si entiendo… me distraio dentro de mi… y sencillamente me voy sonriendo a mi casa donde al llegar comeré un chocolate aamargo muy pequeño y … bueno eso aún no lo sé…