No sé cómo, ni en qué momento exacto, te conocí. No puedo indicar un espacio puntual en mis recuerdos, con tiempo y lugar del cual pueda extraer mi primera sensación ante vos. Soy en esa medida incapaz de poder rememorar, un hecho único como el haberte conocido; paradójicamente al mismo tiempo sé que te conozco, sé que te he visto antes, sé de tu existencia en mi mente. Olvido, no porque quiera, simplemente no nací con el don de recordar como tú, he olvidado tanto y a tantos que olvido que olvido. Por eso y desde que era un chico, escribo, rehago en letras seres, sentimientos, deseos…
Así, te rehago con pedazos de recuerdos en letras, rehago tu sonrisa, la forma en la que te volteas en la cama, los pies fríos, tus suspiros y finalmente tus silencios.
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