(conversaciones de una gota)
nadie nos salva ni nadie nos quita el sueño endemoniado de caer profundamente en un letargo hasta el suelo; nadie nos salva de morir aplastandonos como dos amantes contra la el parabrisas de viejo carro ubicado en la esquina 28; nadie nos salva de desfallecer en el frío o de evaporarnos por una teja caliente…
dichosas aquellas que se pueden perder entonces entre los mares de salivas de besos fulgurosos, porque quién no quiere una bella muerte entre dos amantes?
Para comentar debe estar registrado.