la lluvia deja un vago sabor a árbol; hojitas húmedas y una que otra gota pegada a la ventana que se queda a vivir por un par de horas, tal vez algunas alcancen a ver el próximo sol. El aire frío se escurre por una pequeña esquina y esquivando uno que otro mueble llega a dónde estoy; un reflejo tuyo en la ventana aparece y desaparece; te veo escribir, hacer garabatos, concentrarte profundamente en cada palabra
… mientras, me quedo dormido con ganas de ser papel… uno de esos que tomas desprevenidamente…
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