ensoñación

Debían ser como las 12 de la noche, la música apenas me dejaba escuchar mis pensamientos. Sonaba a Samba a sudor y saltos, me quedaba mirándote como un espectador en medio de la multitud, viéndote girar en ese espacio pequeño; de mí una breve sonrisa sobresalía a mitad de la noche, en mi mente ya no había música, sólo estabas por allí moviendote, girando, danzando.
Al salir, te diste la vuelta y me extendiste la mano, te tomé y seguí sin preguntar, no me importaba de ninguna manera hacia donde me llevabas. Como fiel sirviente te seguía sin ningún tipo de preocupación, no me importaba donde me llevabas… creo que eso fue lo que me gustó…