Pero que se puede decir de la suerte que ya no este escrito, pues bueno, en realidad creo que debe existir una extraña relación entre suerte y destino, a la vez una extraña equivalencia o equilibrio entre estas dos.
Así pues, pensemos por un momento que vivimos una vida que nos pasa en diferido como un programa de televisión. Tal vez exista alguien en algún lugar de mundo y del tiempo que sepa cuál sea el final, pero desde nuestro punto de vista, esto que es diferido, sencillamente lo ignoramos y actuamos entonces como si estuviésemos viviendo en vivo y en directo. Todas las decisiones que tomamos, pueden que ya hayan sido tomadas, tal vez solo seamos esclavos de un destino, pero por suerte, de un destino que negamos conocer y del cual nos podemos sentir libres.
Por ejemplo, tener que ir por un nuevo trabajo a otro país, tal vez de cierta manera ya este decidido, mejor dicho, cuando apenas se nos presenta la oportunidad en realidad ya estábamos en ese país o tal vez no, lo importante entonces es que podemos llegar a pensar que tenemos las opciones.
La suerte entra en este instante porque es facial pensar que la mala suerte no toca, como si al cabo de un rato pudiésemos entonces atrapar tanta mala suerte que tuviésemos la suerte de tenerla todo el tiempo.
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