conocerla

a veces me he preguntado, qué le diré cuando la conozca, cómo sonreiré, qué me pondré, a veces divago sobre un encuentro que no ha existido. En una de estas divagaciones imagino que usted llega a mi mesa, se sienta al frente, no dice nada, saca de su bolso de colores un ipod y busca una canción, me da uno de los audífonos, me lo pongo, sonrío, nos besamos, usted sonríe y pide un helado…