Tendrá que leerla en la mañana, descifrar la sonrisa con un café
desenredarle los pensamientos, prepararle un desayuno de hojas y letras,
habrá que besarla como un suspiro sin tiempo, sentir su asusencia como la pisada del último escalon inesxistente en una escalera, ser explorador de su cuerpo, divagar sobre cada arruga de la sabana encima de su piel…
amarla en el efímero, cambiante y extraña permanencia ahora…
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