llegas con ese afan que se mete entre la chaqueta y los zapatos,
pero mientras llegas olvido que yo espero, olvido tener el libro en mi mano y me quedo en otro plano, llegas y por un momento me voy y sigo alli, como cuando en el colegio se juagaba a los congelados, apenas escucho el ritmo de tu vos y sencillamente me pierdo…
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