Cada noche siento que soy atacado por unas irremediables ganas de contarle cuentos, cada noche me entra un deseo insaciable de contarle palabras al oído y verla sonreír; cada noche quiero escucharla para tomar sus palabras y juntarlas con las mías. A eso de la ocho comienzo mi búsqueda por mi biblioteca, leo, releo, vuelvo y busco. En ocasiones encontrar un cuento es sencillo, en otras me disperso con mi imaginación y pienso que usted y yo somos personajes del cuento…
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